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El fino arte de fumar teresos

El papá de un amigo de Juan, Don Ovoldario, vive en el campo. Todas las tardes iba cerca de su árbol preferido, juntaba uno o dos teresos de su perro que ya estaban blancos y secos, los trituraba, los ponía en su pipa y se los fumaba.
Con el tiempo, los perros teresadores, como él los llamaba, fueron muriendo de viejos y Don Ovoldario se vió necesitado a recorrer las calles del pueblo para buscar teresos. El tema era que tenía que caminar mucho, entonces Don Ovoldario, como era muy inteligente, construyó una vereda cerca de sus casa con baldozas, árboles, canastos de basura y entradas de auto como una vereda de verdad. Así los perros empezaron a ir a enteresar la vereda y Don Ovoldario tenía teress frescos y secos todos los días.
Hoy Don Ovoldario abrió su propia teresalera y se junta con los miembros de su club privado a fumar teresos.
El amigo de Juan todavía no lo puede creer. Juan está en el club.

Comentarios

Anónimo dijo…
y vos no te habrás fumado algún tereso??
el nuevo dijo…
jaja no, yo me cuido.

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