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La jubilación de Juan

Lo conocí hacia el final de su laburo, solía llevarme a casa cada tanto. Llevaba 25 años haciendo lo mismo. Estaba cansado ya, pero lo hacía bien.
No bueno... el chabón la hizo bien: se compró un tacho y apostó a vivir de eso. Pero posta. El pibe se la pasaba arriba, se laburó la vida. Quería jubilarse joven y para eso necesitaba hacer guita. Mucha guita.
Decidió no alquilar, estaba caro. Y la cochera también, carísimo. No le quedaba otra más que quedarse en el auto. Tenía un Renault, no me acuerdo el modelo. Era un poco viejo pero andaba bien.
Laburaba entre 16 y 20 horas por día, necesitaba un rato para bañarse y comer algo. Por suerte tenía al cuñado que lo bancaba para eso a cambio de unos mangos (el cuñado andaba medio corto de guita). Después se subía al auto y seguía. Así es como sacaba la plata, era una máquina. Todos los días, 7 días a la semana. Descansaba un día cada dos o tres meses, que coincidía con algún paro, feriado que la gente no usaba taxi o algo así.
Está bien, el pibe tenía un sueño, y quería alcanzarlo. Con el tiempo lo logró.

Sin lugar dónde vivir, sin expensas que pagar, tenía que resolver algunos asuntos. Tenía dos sistemas muy importantes para manejar la cosa: el del sueño y el del... bueno, el sistema de desagote digámosle.
El primero lo solucionó aprendiendo a dormir en los semáforos. Al principio le costaba y se despertaba con las bocinas de camiones y otros autos. Con el tiempo su reloj interno lo despertaba en el momento preciso y arrancaba. También aprovechaba la poca demanda y dormía de 4 a 4:30 de la mañana. Así se mantenía bien, nunca tuvo problemas.
El segundo sistema era algo más complejo, pero una vez que lo tuvo terminado no hubo problemas. Me contó que tardó dos años en terminarlo, y que siempre le anduvo.
El sabía que tenía que ahorrar todo lo que pudiera y decidió ahorrar en nafta, su principal gasto. Así es como surgió la idea de del GMC. Puso una cámara debajo del auto para juntar lo que desagotara y utilizar el gas metano como combustible.

Boceto del prototipo (click para agrandar).

Tenía la regla de nunca "cargar nafta" con un cliente arriba. Con el tiempo, desarrolló un sistema de ventilación interior bastante complejo en el auto. Recuerdo que siempre olía bien.
Nunca quiso cambiar el auto, si algo le pasaba lo arreglaba él mismo. Era su "compañero de viajes" como le gustaba llamarlo.
Charlaba mucho pero no aburría, siempre era interesante escucharlo. Pensar en la cantidad de situaciones vividas a lo largo de tanto tiempo da para hablar.
Su buen humor y carisma contagiaban. Dicen que cada uno que se subía al taxi, bajaba siendo otra persona. Una persona mejor. Muchas historias giran al rededor de las calles de Buenos Aires sobre Juan, el antiguo taxista. Muchas contadas por él, siempre contaba historias a sus pasajeros, reales o ficticias, aunque nunca se sabía cuáles eran cuales.Como cuando contó que una vez se subió un tipo gracioso, empezaron a hablar de actualidad política con humor. Finalmente, antes de bajarse le recomendó que lleve la idea de un programa de humor político a la televisión.
Era un hombre solitario rodeado de gente.

Finalmente lo consiguió, se jubiló unos años más tarde de lo que pensaba pero lo consiguió. Sacrificio y trabajo duro. Nunca más se lo vio. Algunos escépticos dicen que nunca existió, pero yo lo conocí; otros que lo envidian dicen que se volvió loco de tanto manejar y atropelló a gente en una peatonal, terminando en la cárcel, falacias; hay quienes dicen que conoció a una mujer y partió con ella a hacer lo que sí se sabe que haría, puesto que él mismo lo decía siempre: visitar las calles que nunca recorrió en su taxi... con la luz de "libre", apagada.

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