Ir al contenido principal

Seguro era abril



La sombra del ave se posó sobre la cortina de la ventana. Dibujaba la silueta de un tordo.
Un tordo con plumas bien negras y algo corto.
Aunque oscuro, el sol se reflejaba sobre él dejando ver un arcoiris de colores como mancha de aceite en el asfalto; pero nada de esto importa, ya que sólo se ve su sombra en la fina tela que cubre la abertura de la oficina.
Fijo, sobre la línea que denota un alambre tensado, parece disfrutar del calor que le da el cielo despejado en un día frío. Sólo gira la cabeza para distribuir simétricamente los rayos del sol.

Se suma una nueva sombra, sus alas abiertas al llegar formaban un semicírculo, denotando claramente una golondrina. Raro, quizás perdida, quizás en una migración tardía, pero acá a fin de cuentas: sobre un alambre frente a frente con el tordo.
El primero mira al segundo visitante. Da un paso hacia atrás y analiza a quien tiene delante suyo. Sorprende por sus colores, parecidos en parte pero lejos de ser iguales. Un pecho blanco en el centro que va tornándose a un marrón anaranjado. Por encima, un plumaje oscuro como el suyo.
La golondrina también observa al tordo, pero de una manera diferente, no porque demuestre expresiones faciales sino que mira fijamente sin moverse. No sabemos qué pasa por su cabeza, qué procesos mentales ocurren, pero sean los que sean, no parecen ser instintivos, hay algo más...
El tordo retrocede un paso más pero enseguida se acerca tres. La golondrina no se mueve. De pronto no se ve nada, solo sombra: una nube pasajera frena el relato, como si el telón hubiera caído sobre el escenario. Ya no se dibujan siluetas sobre la cortina.

La nube sigue su recorrido y revela los rayos del sol nuevamente. La golondrina no está. Al comienzo de este segundo acto se proyectan las mismas sombras que al inicio de esta obra. La diferencia es que el tordo da la espalda al sol y mira hacia abajo. Aletea y trina. Hay algo fuera de escena que le llama la atención. Se queda mirando un momento y emprende un vuelo corto hacia abajo. La cortina que hace de pantalla queda vacía. Solo queda la sombra del alambre dividiendo con una fina línea.

La cortina se mueve suavemente, la ventana vieja deja pasar por alguna rendija algo de aire que viene del sur.
Dos aves se posan, dos tordos. Parecen macho y hembra ya que uno extiende sus alas y levanta la cola. Tal vez sea un acto reflejo de un sacudón... no hay muchos ornitólogos en esta oficina y son menos los que puedan identificar actitudes en sombras. No importa demasiado, han comenzado a aparecer marcas en la cortina, un suave sonido comienza a escucharse. La ventana vibra con más fuerza. Los tordos levantan vuelo al cielo en busca de refugio. No sabemos si juntos o separados, las sombras no lo dicen y ya son borrosas, hay poco contraste. Comenzó a llover.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

¿BsAs o la liberacion sexual?

Esta es la gran calle argentina, ubicada en la capital de lo que muchos llaman "país". No tengo nada en contra de esto, es más, me parece un gran monumento (entre tantos otros), quizá sea el monumento argentino más conocido en el mundo, y del cual muchos argentinos están orgullosos de él. Situación: Un argentino habla con un extranjero de un país X y le cuenta sobre el obelisco: argentino: tenés que ir al obelisco, está re groso, es altísimo. extranjero X: mmm... ajá, bueno, voy a ver si voy. Luego estas dos personas se separan, no se ven nunca más, y hay dos posibilidades: 1- extranjero X va al obelisco pensando en ver algo gigantesco, como si fuera una columna de la casa de Godzilla, se come tres horas de tráfico encerrado en un taxi con una charla eterna gratis, si fue en subte, seguro que no pudo porque estaba cerrado "por causas ajenas a la empresa" y si fue caminando le afanan todo, finalmente cuando llega ve una simple columna de 67,50 metros de alto y 49 me...

Made in Argentina

Sigamos adorando a nuestro querido país, Argentina. Este es un país que está lejos del mundo, no está metido en conflictos políticos con ningún otro país, no está en guerra, no produce armas químicas, producimos nuestra comida, etc. Pongamos un ejemplo: gripe aviaria, acá no hay, acá esta todo bien, tenemos la mejor carne, mate y dulce de leche. Si tenemos un problema queda entre nosotros, lo solucionamos acá, más allá de que nadie nos quiera ayudar. Los problemas que hay se solucionan con simples huelgas, protestas, piquetes, robos, asesinatos, etc. Esto es así a tal punto que nadie se anima a venir y si viene, trae custodia. Pero a pesar de todo, los argentinos tratamos de vivir como si nada pasara, todos salen a trabajar, vuelven a casa, están con la familia y gastan como si la situación económica del país estuviese bien. Fíjense la gente que viaja a la costa, por ejemplo Mar del Plata, Pinamar, Miramar, Cariló, Ncochea, etc. también hay gente que va a Brasil y Punta del Este, una m...