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Me quedé sin helado ni chocolate

El pueblo quiere saber que pasa. Exige saber dónde esta el chocolate Águila que se prometió para el festejo del Bicentenario y en dónde se reparte el helado que la AFADHYA prometió. En cambio solo me quedé con un combo en Burger King.
Ayer fui con unas gentes a la 9 de Julio con el propósito de ver la inauguración del Big-ass Theater. En una de esas me colaba, nunca se sabe. pero al final ni lo intenté, perdí el frac en una picada la noche anterior.
Como siempre, se llegó tarde, como una hora y media tarde en este caso. Pero se fue igual, con el fin de completar la frase "...y terminamos en el bicentenario en...". La frase terminó con la vuelta a una peña llena de folkloristas ortodoxos a la cual me negué a asistir y me quedé cinco minutos esperando en el auto a que mis amigos se dieran cuenta donde se habían metido. Pero la parte del Bicentenario estuvo buenísima [excepto por la parte de falta de helado y y chocolate]. Pude ver los stands de las distintas provincias, desde lejos claro porque meterse entre la multitud hubiera significado perderme para siempre entre la multitud. Vi como la gente se subía de a montones a los trenes viejos. No subí porque irónicamente eran los mismos trenes en que suelo viajar todos los días y de la misma manera: apretado. También vi unos globos raros.
Eso si, me fumé al Chaqueño Palavecino durante varias cuadras porque no solo había parlantes por todos lados y había un delay increíble sino que la gente no avanzaba. Al principio se podía caminar tranquilamente, es decir, no estabas de lo más cómodo pero avanzabas. Hasta que llegamos a un punto en el que te apretaban mucho, no podías moverte anda, la masa te movía, te metías en un rápido y no podías remarla, tenías que dejarte llevar por la corriente.
Finalmente llegamos al Colón, todo se había acabado ya, el Chaqueño ya no se oía y sonaba la novena sinfonía de Dvorak. No mostraban nada de lo que pasaba adentro, nos quedamos mirando como alguien simulaba dirigir el tercer movimiento de la quinta sinfonía de Beethoven y después nos fuimos (Pocho es el que más sabe de todo eso, gracias Pocho). Me encontré con uno de la facultad pero lo tuve que dejar ir porque mi gente me dejaba atrás.
Había hambre, y se decidió caminar hasta encontrar un lugar para comer, o mejor dicho, caminar hasta que un McDonald's te encuentre. Rondaban las doce y volvimos a la 9 de Julio a ver los cuetes. Antes, el himno. No pude evitar imaginarme a periodistas del noticiero al día siguiente diciendo "Qué lindo esto ¿no? El pueblo unido por el himno, esperemos que con esto empecemos a mirar las cosas de una manera diferente y salgamos para adelante". No se por que pero estoy seguro de que muchas viejas lo pensaron. La gente es fácil de influenciar, solo es eso.
Los fuegos artificiales empezaron, geniales, como siempre, ¿a quién no le gusta ver cosas que explotan? Pero todo puede fallar, y algunos cayeron entre la gente, otros en árboles, y algún que otro toco algún edificio. más entretenimiento para los que estábamos ,más lejos.
Me quedé con un pedacito de bicentenario, y partimos porque la fiesta se acabó. yo me hubiera quedado un rato más pero todos se querían ir.
El auto: lejos. Comenzamos el éxodo. Fuimos hablando de trivialidades pasamos por una plaza donde tocaba una banda que seguimos de largo, no dudamos en quedarnos al ver un cartel que tenían con la leyenda: "200 años de dependencia". Jose tiró un chiste con respecto a eso que no recuerdo y seguimos. Un tereso pisado (Gracias Piko por el momento) y unas quince cuadras después llegamos los seis al auto sanos y salvos.
Llegando a nuestras tierras Jaime nos arrastró a la peña previamente mencionada (nada de gracias para ti) donde, mientras yo esperé cinco minutos en el auto, el resto veía como Jaime simulaba socializar con esos los folkloristas y reía por detrás frente a la dispareja situación. Piko se subió al auto y enseguida apareció el resto. Terminamos tomando una cerveza en el habitual antro libre de oxígeno.
Cata vino y se divirtió a pesar de su falta de fe en la espontaneidad de decisión de ir después de que terminara lo del Colón. Tomá.
Me traje un cacho de bicentenario, un pedazo de fuego artificial que lo voy a vender dentro de 99 años como reliquia del bicentenario.

Las fotos que deben acompañar esto no están disponibles, después las agrego.

Comentarios

Josie Watson dijo…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Josie Watson dijo…
Contexto: Caminando por Av de Mayo en el Bicentenario.

Evento: Una pancarta de un grupo manifestante que decía "Basta de dependencia"...

Asociación:

Entonces... la señora gorda de Recoleta decide hacer un difícil aporte a la juventud que la proclama. El cartel que vio pasar por su balcón (pisado por el Gral. J.M. de Rosas) la conmovió y decide unirse a la causa martirisante. Se levanta del comodo fauteuil . Con orgullo y sudor en las manos camina a paso firme hacia el fondo de su casa. Y ahí, donde casi no hay luz y no llega la calefacción central, cierra de un portazo cuyo ruido nunca va a olvidar la última puerta.
el nuevo dijo…
jaja genialmente redactado, a algunos les puede costar entenderlo, pero allá ellos...
mechi dijo…
nacionalistas, fachos, ortodoxos
¿no sera mucho decir, si ni siquiera te bajaste del auto?
el nuevo dijo…
jaja veo que se malinterpreta, ahora lo cambio. La idea no era ser despectivo. Se piden disculpas ante equivocos.

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